Dos obras de arte

¡Así empieza nuestra segunda semana en Madrid!


Una vez que le hemos cogido el truco a la vitrocerámica, nos hemos aprendido el horario de recogida de basura (mentira) y conocemos de sobra a la cajera del Día, hemos pensado en disfrutar un poco de Madrid y no sólo de su subsuelo.

Íbamos buscando mi escuela y un libro de cine para Juanmi cuando acabamos por la gracia de nuestros pies en los Jardines de Sabatini y ésta fue la sorpresa que nos recibió: una exposición al aire libre de llamativas y pintorescas esculturas. Sin embargo, el sol se retiraba ya a dormir y decidimos volver al día siguiente, para disfrutarla y preparar este reportaje.

Fundación Cristóbal Gabarrón:

Hemos decidido tomarnos la licencia de otorgar a cada una de las siguientes obras aquí expuestas un nombre y una interpretación acorde con nuestro humilde y poderoso criterio (¡Yo controlo los hilos!):

1. Diego pequeño, estatua grande:

Imitando a la textura de la cera, el autor hace un homenaje al color con una distribución caótica de la forma sin perder por ello la armonía con el espectador. Creemos que es un color chorreras.

2. Corazón de mazapán saludando a Juanmi:

Sin duda la figura transmite cordialidad, amabilidad debido a su saludo, que aprovecha la curvatura del acero como contraste de la frialdad de este material. Para gustos, los colores. Para gustar a todos, todos los colores.

3. El aliento del planeta:

En un intento por crear una moneda imbatible en bolsa, los gobiernos de los países más ricos del planeta crearon el YES, moneda que unió, sin éxito, el yen, el euro y el dólar, pero en el año 2100 se produjo la escición. La bolsa del miserable viene el demonio y la abre.

4. Cabeza de hombre con sombrero de soledad:

La obra surje como respuesta directa al minimalismo: es el maximalismo, consistente en hacer una animalada de escultura a un tamaño grotesco pero con un carisma desbordante. Muchos querrían tener a esta cabeza como amigo, por su sobriedad y sinceridad. Se pilla antes a un mentiroso que a un sin-cuerpo.

5. Fractura despacio-temporal:

Este autor no supo manejar su afilado bisturí correctamente y en lugar cortar la figura cortó el tiempo, resultando así una obra en 4 dimensiones. Se consigue así un efecto en el cual la mente completa la obra. Más vale cuerpo entero que trozos volando.

6. El besucón perruno:

En un grito a la libertad de amor, el autor lanza esta atrevida apuesta en la que no sólo se une un perro a un rostro humano, sino también hace una metáfora visual al mundo de los sueños y las máscaras de Venecia. Por qué no. Perro besador, poco soñador.

La exposición es mucho más extensa, sin embargo hemos querido centrar nuestra crítica en éstas, las más interesantes desde nuestro azaroso punto de vista. Espero que lo disfruten, al menos, una cuarta parte de lo que lo hicimos nosotros.