martes, 13 de mayo de 2008

La leyenda del Samurai de Pelo Rizado

Voy a contaros una historia que quizás es falsa, que quizás mis oídos cincelaron a ciegas o que la boca de quien me la enseñó compuso una melodía inaudible sobre ella. Una historia que sea cierta o mágica ocurrió, muy cerca de donde nosotros nos encontramos ahora y se convirtió en leyenda: la historia del Samurai Kami no Chieisen. (Pedro, Juanmi ¿me ayudáis a completarla?)

Se tachaba en las paredes el día 17 de Abril. El día adolecía de sol y mientras por la calle cientos de hijos de la tierra gritaban por un sueño, Diego-san, espada también conocida como Diego, se dispuso a dar la bienvenida al Samurai, al que afectuosamente llamaba Pedro.

- ¡Diego, aquí hay más trenes que en una guerra de trenes! - dijo Pedro en un SMS
- Quedamos en el estanque de las tortugas...
- Quedamos cerca de la puerta...
- Quédate donde estás...
- Quedamos en el metro Atocha...
- Mira, casi mejor en el Ministerio de Agricultura...
- Ahhh, ¿hay un ángel oscuro en el tejado?

Tras casi una hora, los dos valientes hombres consiguieron derrotar a su destino y encontrarse, pues la estación fue como un laberinto para sus atormentadas almas. El abrazo que se dieron significaba mucho más que un reencuentro: fue un éxito, la excelencia de sus actos sobre el fracaso. Aquella noche, después de que la cena quedara huérfana de los exquisitos alimentos que la condecoraban, Pedro y Diego compartieron una cercana conversación, divertida y sincera cuanto menos entre las paredes de aquel humilde tatami hasta altas horas de la madrugada.

El viernes ameneció por la mañana (claro). Los dos samurais fueron acompañados por el infatigable escolta Tanaka (también conocido como Juanmi) hasta el barrio que, de situarse en Japón, sin duda se llamaría Akihabara, pero aquí nos conformaremos con llamarle "Calle de la Luna y de La Estrella". La sorpresa de Pedro fue máxime al descubrir la gran cantidad de tiendas y de productos que aquellos comercios encerraban: grandes, pequeños, humildes, ostentosos, dispares, polémicos... había para todos los gustos, incluso para los pésimos gustos...

En un momento, Pedro sintió pavor pues vio a su compañero Juanmi convertido en un Gachapón gigante... suerte que tenía a mano unas dependencias donde tañir sus pinceles mágicos (un bazar chino, vaya) y deshacer así el hechizo de Okami... Para celebrar que el grupo se había vuelvo a unir, Pedro adquirió un manga de un comerciante, que lo trajo de lejanas tierras. Su cara era el rostro mismo de la seguridad y convicción con su compra. Tal fue la convicción que decidieron llenar sus estómagos con sabrosísimos alimentos underground, para después reposar junto a una vistosa y refrescante fuente (en la que Diego compuso una nueva imagen arquitectónica) y empaparse del misticismo de la estatua de Don Quijote, otro hidalgo como él.


El Matadero. Es el lugar donde Juanmi y Pedro partieron tras dejar a Diego en su Dojo particular. A partir de aquí la leyenda se torna confusa... El Matadero, antiguo altar de sacrificios, se convertía en estos días en un sofisticado centro cultural donde los más aventajados artistas demostraban sus creaciones más punteras, sin embargo, en el ambiente aún olía a sangre, las paredes aún gritaban y del techo brotaban lágrimas vacunas y bovinas que aún mugían pese a encontrarse ya sus almas en el otro lado...


Tras vencer a los espíritus (WTF???) tomaron víveres de un comerciante nómada, entraron en contacto con los monumentos de la ciudad y pudieron observar detenidamente los instrumentos de los bardos y bardesas que amenizaban los días grises de las personas grises de esta ciudad gris. Al llegar a casa, un delicioso wok y el mejor licor de canela les esperarían y otra profunda manifestación de catarsis preonírica hasta bien arrugada la noche.

El sábado, contra todo pronóstico, amaneció tras la noche. Juanmi y Pedro, ansiosos de potencia, acudieron a la Caixa Forum, un sofisticado pelotón de cemento de diseño espectacular y polinización perfecta...


...pero en su interior sólo les esperaba un chasco, algún cuadro de un ángel y, eso sí, el mejor y más cultureta merchandising que jamás habían contemplado: peluches de El Grito, de Platón, Shakespeare, etc... en un alarde de ociosidad hacia las artes y las ciencias. ¡Y más monos que eran!


Pero el día acababa de empezar. Eran muchos los pasos que darían hasta que el sol cayera y los tres, de nuevo reunidos, decidieron reponer fuerzas en un sencillo apeadero entre Gran Vía y Chueca. Allí rompieron sidra en sus gargantas sin tacto y absorbieron nutrientes diversos para saciar a sus caprichosas células mientras juegos de ingenio e ingeniosos juegos de palabras alimentaban (o no) sus celebros. Después acabaron en el metro, donde el pánico cundió por unos instantes...




...pero pensaron en sus propias conciencias (aghgh) y llegaron a su destino ¡la pista de patinaje! Durante casi una hora Diego y Juanmi perfeccionaron su estilo mientras Pedro, que hacía años que no separaba los pies del suelo con tanta gracia, los dejaba boquidifusos y patiabiertos, pero sobre todo helados y divertidos por tan emocionante experiencia. Pero aún quedaba algo por hacer esa noche...




Sin prisa, pero con una bulla tremenda, los tres tenores (y Pedro, Juanmi y Diego) se arreglaron, acicalaron, perseveraron y acudieron a un espectáculo de jazz en un garito a tope de pavos con un rollo cool que te rayas. El grupo de carcas (nada que ver con Los Hobbies) tocaron varios clásicos como ... y ... Llegó un punto en que la música era lo que menos importaba y en la que los tres amigos desenvainaron sus mentes y hablaron mucho: de Verbum Dei (por supuesto), de las secuelas del Corto de Manga, de crear, de inventar, de desvariar... Yo, personalmente me lo pasé de brevas en este concierto al que no escuché a penas XD.

Y llegó el domingo, el día en que la semana se acobarda ante el paso del tiempo y decide llegar al ocaso. Pudimos saborear un potente Okonomiyaki a la Ghaneroth mientras el Chthulu nos hacía el pamplina, tras lo cual Pedro pudo colocar su ficha del puzzle (saboreando un Rodilla) y hacer un poco el Leela y el Gantz (lila y ganso jujuju) para la foto oficial (¡falso! ¡esto ocurrió en otro momento!)

La leyenda desaparece a partir de aquí... atrás quedan imborrables recuerdos, intachables vivencias y, sobre todo, unos días con una compañía difícilmente comparable.

Yo, Pedro, poco más puedo decir, porque como sabes no pude pasar con vos todo el tiempo que me habría gustado porque entre unas cosas y otras estuve más liado que las ladillas de un cavernícola, pero ya sabes que tienes las puertas abiertas para un segundo round ¡Un abrazo y disculpa por la tardanza del post!

7 comentarios:

Mavichi dijo...

Mola,mola... Puede decirse que vuestra estancia en Madrid no puede calificarse ni mucho menos como insulsa o "habitual", ya que cada semana que pasa,hacéis algo nuevo :p

Eso es lo importante: que siempre encontréis algún evento o, simplemente, alguna excusa para pasarlo bien, que eso es lo mejor (la foto de Pedro con el culo de Rocinante, me mola... es la leche).

Aquí, me hago una pregunta: ¿por qué cuando vamos a esa plaza siempre nos hacemos una foto con el culo del caballo y no con Don Quijote en sí?

Fatali fatale...

Diego dijo...

Pero ¿tú has visto algún culo tan tan grande? XD

Ghaneroth dijo...

Ya lo dije en el tagboard de Amarok, pero gracias por ponerte a hacer esl post u_u yo ahora mismo no tengo cabeza...

A ver, completemos el relato!

(por cierto, "Samurai de pelo rizado" sería "makige no kami no samurai" >w< [lo buscaste en el diccionario de Aulex?])

Lo de la estación fue una odisea, aunque me quedé con ganas de ver el estanque de las tortugas (tanto oir hablar de él...)

Lo que fuimos a ver al Matadero fue una exposición de Diseño Industrial, bastante chula. Había mobiliario curioso para jardín, un paraguas que soportaba vientos de 100km/h, bicicletas modulares... y un ordenador conectado a Internet que Juanmi y yo aprovechamos para felicitar a Jesus en el tagboard de Amarok5. También estaba una curadora que nos echó la bronca por andar toqueteando las cosas.

La exposición del Caixa Forum era de tapices barrocos italianos y cuadros de ángeles. El cartel de la foto es de una exposición de Alphonse Mucha que me va a dar mucho coraje perderme :( Id si podéis!

Gracias por veniros a patinar conmigo, fue un clavazo y estuvimos muy poco rato, pero me lo pasé muy bien. La próxima vez hay que ir un martes por la mañana!

El grupo era la caña, los miembros se parecían a los buitres del El Libro de la Selva. Y oir en directo canciones como Mr.Sandman, What a Wonderful World, C'est si bon y When the Saints go Marchin In no tiene precio (bueno si, 5€ por un refresco)

Y Diego, si estabas liado que le vamos a hacer, así nos quedamos con ganas para la próxima visita (guiño)

Un saludete, nos vemos el viernes! (con bicis, como has leido)

Tere dijo...

Yo me quedo con la foto de Pedro acoplado al culo del caballo, es la mejor xD A mí cuando me la enseñó me partí de risa xD

Y las marionetitas y los muñecos de lego son tan minúculos y monos! Quiero a Shakespeare! xDDD

Diego dijo...

...y Shakespeare también te quiere a tí XD

Cheto dijo...

Mu molona la estancia :) remarcar de nuevo la foto Pedro-culoCaballo y el merchandising artístico, que es que me parece mu heavy comprarte una marioneta para el dedo de Platón XD

Anónimo dijo...

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